PUÑOS DE HARINA
Una reflexión sobre la violencia, el racismo y la masculinidad
Espectáculo recomendado por la Red Española de Teatros
Premio Teatro 2019 Autor Exprés por Fundación SGAE, Finalista a Premios Max 2021, Premio Nazario 2020 por Festival Europeo del Sur «Cultura con Orgullo.
«Puños de harina» es una obra que reflexiona sobre el racismo, la homofobia, la violencia y la masculinidad. ¿Qué es la violencia? ¿Qué diferencia a unos hombres de otros? ¿Qué significa ser hombre?
El monólogo presenta dos historias en las que conoceremos, de forma paralela, a dos personajes relacionados con el mundo del boxeo y la cultura gitana: por un lado, la historia real de Rukeli, el boxeador alemán y gitano que desafió al mismísimo Hitler en la época de la Alemania nazi y, por otro, conoceremos a Saúl, un joven gitano que, en la España rural de los años 80, busca su identidad y se enfrenta a su familia.
“Puños de harina” es la historia de cómo Rukeli, Saúl y otros gitanos, lucharon, resistieron, murieron y sobrevivieron al Holocausto y a la sociedad, pero también es la historia de cómo algunos hombres se esfuerzan por encajar en el concepto ideal de “ser hombres de verdad”, en un contexto que los rechaza por su raza, su cultura o su orientación sexual.
«Si me abrieran la cabeza, encontrarían dentro un guante de boxeo. Es en lo único que pienso. Sé que el boxeo va a salvar a este gitano»
¿Qué es la violencia?
¿Qué significa ser hombre?
¿Qué significa comportarse “como un hombre de verdad”?
Siguiendo la estructura de un combate de boxeo, el monólogo enfrenta en diez asaltos dos historias de forma paralela.
Trailer del Espectáculo
Puños de Harina ha sido estrenado en Londres, en el John Lyon´s Theatre siendo su autor, Jesús Torres, uno de los pocos autores españoles en exponer en el West-End londinense.
GAMIFICACIÓN
Teatro y Videojuegos, un match posible
Dentro del programa de gamificación de el aedo, algunos de nuestros espectáculos van acompañados de un videojuego seriousgame basado en la obra, en la que las jugadoras y los jugadores se adentran en el universo del espectáculo. ¿Quieres chatear con Rukeli o con Saúl?...
¿Te atreves a jugar?
PREMIO AUTOREXPRÉS 2019 POR LA FUNDACIÓN SGAE
PREMIO NAZARIO 2020 MEJOR ESPECTÁCULO
POR FESTIVAL EUROPEO DEL SUR CULTURA CON ORGULLO – SEVILLA
FINALISTA PREMIOS MAX 2021
PREMIO MEJOR ACTOR – PREMIO MEJOR ESCENOGRAFÍA
POR TEATRO PRINCIPAL DE PALENCIA 2022
NOMINACIÓN A MEJOR ACTOR, MEJOR AUTOR Y MEJOR ESPECTÁCULO
POR PREMIOS LORCA 2022
FINALISTA PREMIOS CINEMAGAVIA 2021 A MEJOR DIRECTOR DE TEATRO
FINALISTA PREMIOS MADRID ES TEATRO
A MEJOR ACTOR, MEJOR AUTOR Y MEJOR ESPECTÁCULO
“Puños de harina” es una obra que reflexiona sobre el racismo, la homofobia, la violencia y la masculinidad.
Johann Trollmann Rukeli
Nace en Hannover en 1907, en el seno de una familia gitana. Comienza a boxear desde muy joven y pronto se convierte en uno de los mejores boxeadores de Alemania.
Fue seleccionado para representar a su país en los Juegos Olímpicos de 1928 pero, finalmente, le fue prohibido participar por ser gitano.
En 1933, el mismo año que Hitler alcanza el poder, Rukeli compite por el título alemán de semipesados. Rukeli gana los diez asaltos, pero el combate se declara nulo porque Rukeli “luchó como un gitano, y no como un hombre, y lloró al ganar como una mujer”.
Se declara la Ley para la Lucha contra Gitanos y Maleantes y Rukeli es esterilizado, enviado al ejército y separado de su familia. En un último intento por encontrar en el boxeo su salvación, se presenta a un combate en Berlín, donde le prohiben mover los pies durante los diez asaltos, “por tener la piel manchada”. En un acto de rebeldía, Rukeli aparece en el ring con todo su cuerpo cubierto de harina y el pelo teñido de rubio con yemas de huevo.
Rukeli, convertido en héroe y símbolo de la resistencia gitana, es enviado a diferentes campos de concentración. En 1943, es trasladado al campo de exterminio de Neuengamme, donde es obligado a boxear contra diferentes militares nazis que terminan asesinándolo.
En 2003, la Federación Alemana de Boxeo decide devolverle el título de campeón a Rukeli, haciendo justicia a su nombre sesenta años después.